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La mejor manera de afrontar la subida es viajar a la zona para dormir a los pies de la montaña y madrugar al día siguiente para partir al amanecer, con 12 horas por delante de luz diurna, con lo que garantizarse el llegar a tiempo a la cumbre para acomodarse a pasar noche en las cabañas del Parque Nacional. Es posible encontrar opiniones de todo tipo sobre el tiempo necesario para hacer cumbre. La mía es que en un estado físico normal y con una cierta costumbre de hacer senderos, se pueden tardar 10 horas perfectamente. La subida es agotadora por momentos, aunque la visión de los cambios de escenario según se va subiendo, bien merece el esfuerzo.
Lo recomendable es pasar noche en la cumbre (se paga a la entrada al área protegida) y al día siguiente subir al punto más alto de , desde donde, en un día con suerte, poder disfrutar de la vista de los 2 mares que bañan Costa Rica: el Caribe y el Pacífico. Tras esta breve subida matutina, se puede iniciar el descenso, mucho menos exigente que la subida (excepto para nuestros gemelos), ofreciendo incluso la posibilidad de admirar el paisaje con mayor frecuencia dado que no hay que estar mirando al suelo tan contantemente.
En 6 horas se puede estar de regreso a la base, donde recuperar el coche de alquiler para viajar hasta otro lugar, si acaso es este el medio que nos llevó hasta la zona, o bien partir en algún otro tipo de transporte (bus, privado, etc). En el caso de optar por coche de alquiler, no vale la pena devolver el vehículo allá, dado que el importe que cobran las empresas de rent a car por ir a buscar y entregar a la zona, son mayores que el hecho de tener el coche 2 días sin utilizar.
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